Hace un par de años se habló de cómo un grupo de mexicanas, tras enfrentarse al desempleo por la pandemia, salía a flote a través de la nueva economía digital en el eCommerce. Les llamaron “nenis”, debido a la forma en la que se comunicaban con sus clientas.
Estas emprendedoras empezaron a vender por plataformas como Facebook, Instagram y Whatsapp, llegaron a agrupar más de 5.2 millones de cuentas dedicadas a la venta de productos en todo el país y generaron 9.5 millones de pesos diarios, según el estudio “La nueva cara del emprendimiento”, realizado por Tala, Estafeta y Metrics.
Hoy, arrancado el 2023, y cerrando ya el mes de las mujeres, nos preguntamos qué pasó con ellas: ¿hubo una integración al mercado formal del comercio digital? ¿Podemos saber si hubo una mayor incorporación femenina en México?
Statista estima que cerca de cada 10 compradores, 6 son mujeres; mientras que el Foro Económico Mundial (WEF) señala que el 64.3 % de las pymes llegó a ser dirigido por empresarias y el 58.6 % de las tiendas en línea han sido fundadas por mujeres en México.
A la fecha, no hay un sondeo formal en México que avale cuánto hemos avanzado, es decir, cuántas de estas mujeres que han utilizado el eCommerce para romper brechas y barreras de género lograron prosperar como emprendedoras.
Este es un ejemplo de la necesidad de recabar información con un objetivo de crecimiento y de implementación de políticas públicas, que nos ayuden a establecer nuevas estrategias para involucrar a las mujeres en el mercado formal, en la capacitación digital y en el escalamiento de su economía.
De acuerdo con Infochannel, las emprendedoras representan 26 % de la ocupación laboral femenina del país, sin embargo, 82 % opera en la informalidad. Este es uno de los orígenes de la desigualdad que vemos todos los días en los ámbitos laborales de las más diversas industrias.
Si logramos establecer programas de desarrollo óptimos, si podemos involucrar a otros jugadores dentro de una estrategia de crecimiento para las emprendedoras informales mexicanas (academia, gobierno, asociaciones, startups), estaremos en el camino de afianzar un impulso para que estas tendencias no queden en una moda o una curiosidad en las páginas de los diarios de negocios.
Como representante de una gran empresa de eCommerce a nivel Latinoamérica, puedo asegurar que este problema no es particular de México, sino de toda una región en donde las mujeres buscan las oportunidades para salir adelante y lo hacen a través de aquellas plataformas que no representan un costo de producción más para su debilitada economía personal o familiar.
Sin embargo, si analizamos las oportunidades posibles, también veremos que sería mucho mejor tener cada vez a más mujeres capacitadas en habilidades digitales, con el conocimiento de los servicios de venta, con la tecnología disponible a la mano y con las fuentes de financiamiento disponibles para acelerar sus proyectos.
También sería ideal para una industria de eCommerce que seguirá demandando talento, y en cuyas grandes empresas se requerirá de la capacidad emprendedora que bien podrían aportar esas mujeres. Si bien es claro que se ha avanzado dentro de la industria y hay cada vez una mayor inclusión, también sería inteligente identificar en dónde están las oportunidades para desarrollar estas microeconomías, talentos y fortalezas rumbo a una época 100 % digital.